martes, 1 de julio de 2008

Dos rincones, dos recuerdos



Cuando yo era niña, la playa quedaba a una hora de camino
de Caracas, bajabamos a La Guaira, escuchando
a Nicola Di Bari regalarnos todas las gaviotas
y los pájaros que hay...

Una vez, en la costa de Macuto,
cerca de la plaza de las palomas, me perdí.
Recuerdo que nadaba muy bien
y mi papá me dejó a la orilla con un flotador.
Me puse a jugar en la arena y un bombero
asumió que me habia perdido y me llevó a
la cacerna, dónde pasé el resto de la tarde,
mientras mi papá me buscaba...

Al llegar, yo estaba tomando Pepsi,
meciendo la pierna, mirando hacia el mar,
y luego del sermón de los bomberos
mi papá, entre enojado y feliz
me decía que no lo hiciera más.







Ya más grande, adolescente, hicimos una excursión,
subiendo desde Caracas, en la Pastora,
por el Camino de los Españoles
que unía La Guaira con Caracas.

Es un camino de tierra, usado por los españoles
durante la colonia, para traer las mercancias
que venían por barco, tambien los exclavos.
El trayecto está lleno de historia, de pequeños
fuertes y refugios, usados para la defensa
de los comerciantes.

Cargados, se hace el camino en dos días,
nosotros hicimos ese recorrido en unas 8 horas.
Terminamos muertos de cansancio, llegamos a La Guaira,
justo detrás de la casa Guipuzcoana, sin ganas
de playa y con deseos de regresar usando
la autopista...

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